132. Canelones de Espinacas y Setas (33 min)

Disculpadme chicos, voy constantemente con la lengua fuera y no me da la vida para publicar a tiempo las recetas que voy enlazando! Pero no me puedo quejar, afortunadamente es por trabajo y ocio, y siempre es bueno que no nos falte ni una cosa ni la otra, jeje. El caso es que la receta que os voy a relatar hoy, la enlazaremos perfectamente con nuestro último plato: la crema de espinacas, dando salida a la otra media bolsita de espinacas baby que habíamos comprado. En esta ocasión, os diré que no estoy nada orgullosa de la foto, pues el aspecto del plato en directo y, sobre todo, el olor, despiertan mucho más los sentidos de lo que pueda parecer al ver esta fotografía. Este es un plato que inventé hace años ya para aprovechar igualmente unas espinacas sobrantes y me pareció fascinante su sabor, por lo que quedó automáticamente incorporado a mi recetario personal 😉 ¿Os parece si empezamos?

Vamos allá con la lista de ingredientes para 3 canelones bien rellenos, como los de la foto:

  • 3 placas de lasaña precocida (de la que no hay que hervir, como las que usamos para la Lasaña fría de Bonito y Tomate Cherry). Podéis usar la de canelones, pero entonces necesitaréis 4 o 5, porque no os dará de sí para enrollar todo el relleno.
  • 60 gr de espinacas baby frescas (las que no utilizamos para las Espinacas a la Crema del otro día).
  • 60 gr de setas shitake (yo compré un puñadito de este tipo, para enlazar recetas posteriores, pero podéis sustituirlas por champiñón. Si optáis por este cambio, recomiendo ponerlos laminados y en crudo, pues la textura final será más interesante).
  • 60 gr de queso philadelphia (esto equivale a unas tres cucharadas grandes).
  • Aceite de oliva virgen extra para freír
  • 2 cucharadas de nata (de la que empezamos para las Espinacas a la crema).
  • 1 tacita, de las de café expreso, de leche
  • 1 cucharadita, de las de moka, de harina.
  • Sal

Para preparar nuestra receta, lo primero que haremos será poner a remojo las placas de lasaña el tiempo que indica el fabricante (normalmente serán unos 10 minutos en agua templada). Al mismo tiempo, aprovecharemos para poner a calentar el horno, a 200 grados).
Lo siguiente que haremos será limpiar las setas con un paño húmedo (no las pongáis bajo el grifo, que cogerán demasiada agua) y después cortarlas en tiras finas; que saltearemos en una sartén, con una cucharadita de aceite, al 80% de potencia durante minuto y medio. Pasado este tiempo, sacaremos del fuego y reservamos.
Por otro lado, en un cazo, pondremos fondo de aceite a calentar (como de un dedo de profundo) al 80% de potencia. Cuando el aceite esté caliente, añadiremos las espinacas y taparemos inmediatamente para evitar salpicaduras. Mantenemos así durante 2 minutos y tras ello las sacamos y ponemos a escurrir en un colador, para que pierdan todo el aceite posible (dejar unos 4 minutos reposando para que esto ocurra).
Hecho esto, ya tendremos todos los preparativos para el relleno de los canelones, así que sacaremos las placas del agua y las secaremos bien. En cada extremo de las mismas, pondremos la cucharada de philadelphia (20 gr por canelón), un tercio de las setas salteadas y un tercio de las espinacas rehogadas. Salamos ligeramente y enrollamos sobre sí mismo para formar el canelón, que pondremos en una fuente apta para horno. Repetimos la operación hasta tener listos los tres.
Ahora, retiraremos todo el aceite de cocinar las espinacas del cazo salvo, aproximadamente, dos cucharadas, que mantendremos en el cazo para preparar la bechamel. Encendemos el fuego al 60% de potencia y, cuando esté caliente, añadiremos la cucharadita de moka de harina. Removemos bien y cuando se haya impregnado del aceite, añadiremos poco a poco la leche, removiendo bien para evitar los grumos (si salen grumos podemos usar la batidora). Añadimos también la nata, sazonamos y retiramos el fuego.
Cuando tengamos lista esta bechamel, regamos con ella los canelones y metemos en el horno para gratinar durante 6-7 minutos. Pasado este tiempo, sacamos del horno y servimos, y…

¡Ya está todo listo para disfrutar! ¡Buen provecho amigos!

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109. Wraps de Salmón Ahumado y Aguacate (10 min)

Hacía mucho tiempo que no os preparaba uno de mis platos a los que yo etiqueto como “Versionando platos de la calle”; aquellos en los que la fuente de inspiración son recetas que he probado en distintos lugares y me han gustado tanto que he querido repetirlos en casa. Pues bien, el plato de hoy lo descubrí un día que paré en la pastelería Mallorca, ¡qué de delicias había y qué buena pinta tenían todas! Probé unas cuantas, pero de ellas, la que más me conquistó fue esta: el wrap o rollito de salmón ahumado y aguacate. Así que lo saboreé despacio, volví a pedirlo en otra ocasión, “desgrané” la receta y la tercera vez ya lo probé en casa hecho con mis propias manitas. Eso sí, para reproducirlo os tocará hacer una pequeña excursión al Corte Inglés o a Alcampo, que son los dos únicos sitios donde, por ahora, he encontrado el pan lavash, que es el que necesitamos para nuestros wraps.

Pero otra vez me estoy adelantando… Vamos a por la lista de la compra. Para preparar dos wraps, necesitarás:

  • Dos láminas de 20 por 15 cm de pan lavash
  • 65 gr de queso philadelphia (de la tarrina que empezamos para las Mini Empanadas Cremosas de Puerro).
  • 25 gr de cebolletas en vinagre
  • 65 gr de aguacate (esto es medio aguacate aprox).
  • 80 gr de salmón ahumado en tiras.
  • Una pizca de sal (únicamente usarla si el salmón es suave, hay ahumados con mucho contenido en sal y debemos ser prudentes a la hora de sazonarlos).

La preparación de este plato es súper sencilla. Lo que haremos es, simplemente, coger un bol en el que pondremos el queso, la carne del aguacate, el salmón ahumado (bien escurrido del aceite en el que pueda venir conservado) y las cebolletas cortadas en mitades. Removemos bien el contenido con ayuda de un tenedor para que queden bien repartidos los ingredientes. Probamos de sazón y corregimos si es necesario.

Tras ello, dividiremos nuestra mezcla en dos, y pondremos cada mitad en los extremos de nuestro pan lavash. Enrollaremos poco a poco el pan sobre sí mismo, para que nos quede similar a lo que sería un burrito mexicano y fijaremos el rollito con ayuda de un palillo o, si tenemos mucha maña, con el propio doblez del pan. Los cortamos por la mitad en diagonal (como si fuera un salchichón, jejeje) y presentamos acompañando los wraps de unas hojas de lechuga aliñadas y… ¡listo! Fácil ¿eh?

¿Y por qué no… reinventar este plato como una alternativa para estas fiestas de Navidad? Para ello, podemos preparar estos rollitos y cortarlos tal y como si fueran maki-sushi; es decir, cortando el rollito en rodajas de aproximadamente 1,5- 2cm de ancho. Para presentarlo de este modo, tendréis que tener un poco más de paciencia y cuidado, empleando un cuchillo bien afilado (el jamonero incluso) y sujetando cada rebanada con un palillo. Tendremos unos aperitivos estupendos y desde luego novedosos que harán las delicias de vuestros invitados (¡Está comprobado! 😉 ).

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108. Mini Empanadas Cremosas de Puerro (30 min)

En los últimos días mi vida social ha sido bastante intensa (cosa de la que no me quejo en absoluto 😉 ) y me he visto cocinando un día sí y otro también para grupos grandes de gente. Por eso se me han alargado un poco más de lo deseado los plazos entre receta y receta. Ahora que parece que todo vuelve a la normalidad, me he propuesto dar salida a las cositas que me han quedado sueltas por la nevera antes de que se vuelva a llenar de cara a las celebraciones navideñas.
El primero de estos platos “de liquidación” son estas mini empanadas, ideales para comer recién hechas o para tenerlas como recurso para cuando uno vuelve tarde del trabajo. Como ambas opciones son buenas, vamos a preparar 6 y tenemos para dos veces (salvo que tengáis mucha hambre).

Os cuento entonces los ingredientes para preparar 6 unidades como las de la foto:

Para preparar nuestras empanadillas, lo primero que haremos será cortar la cebolleta en juliana, en tiras de unos 3 milímetros de ancho por 3 cm de largo. Cuando la tengamos, cogeremos una sartén medianita y la pondremos al fuego, al 50% de potencia. Echaremos en ella la mantequilla y la cucharada de aceite (el aceite nos servirá para evitar que la mantequilla se queme, pues la mantequilla se quema a una temperatura mucho más baja que el aceite. Recordad este truco por si lo necesitáis para vuestras creaciones…). Cuando la mantequilla se haya fundido, añadiremos la cebolleta y la rehogaremos a esta potencia 6 minutos, removiendo a menudo.

Mientras la cebolleta se rehoga, aprovecharemos para cortar el puerro en rodajitas también de 3 mm de ancho, que reservaremos hasta que terminen de pasar los 6 minutos de la cebolleta. Cuando esto ocurra, añadiremos el puerro a la sartén, junto con un poco de sal para que se liberen los jugos de las verduras, y continuaremos pochando y removiendo durante 9 minutos más.
En este intervalo aprovecharemos para ir poniendo el horno a calentar, a 220 grados con ventilador.

Cuando hayamos terminado de rehogar las hortalizas, apagamos el fuego, retiramos la sartén y añadimos el queso mientras el contenido esté caliente; pues la temperatura nos ayudará a mezclarlo todo. Probamos de sazón y corregimos si es necesario.

Variantes: En este punto podéis plantearos diferentes sazonados para lograr resultados un poco más exóticos, pero esto dependerá, claro, de lo que os gusten las especias. La primera alternativa que os propongo es añadirle una pizca de nuez moscada, que va genial con el queso y los puerros. La segunda alternativa, que es más osada y la que yo preparé para mí, es añadirle una pequeñísima cantidad de canela molida (el equivalente al tamaño de media lenteja). Ya me contaréis qué versión os gusta más.

Pues ya tenemos nuestro relleno listo, ahora sólo nos falta coger un papel de horno o un silpat y poner sobre él 6 de las obleas con la suficiente separación entre sí. Repartimos nuestro relleno entre las 6, colocándolo en el centro de la masa y luego cubrimos con las otras 6 obleas; presionando bien los bordes y doblándolos sobre sí mismos para que queden bien selladas. Cuando lo tengamos, pincharemos el centro de cada una de ellas con un cuchillo afilado que permitirá que el vapor salga por ahí sin crearnos burbujas en las empanadas. Tras ello, las pintamos con un poco de huevo batido y las horneamos durante 7 minutos aproximadamente (o hasta que estén doradas). Sacamos del horno, dejamos que se enfríen lo justo para no quemarnos y ¡¡las disfrutamos!! Bon appetit!!!

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100. Tarta de Guinness y Chocolate (50 min).

Hoy llegamos a la receta número 100, ¡qué gusto llegar acompañada de vosotros hasta aquí! ¡¡Esto tenemos que celebrarlo!! Y no se me ocurría mejor forma de hacerlo que con una tarta (¡y sus velitas!) Se trata de una tarta que probé en España por primera vez pero de la cual no conseguí la receta hasta mi viaje a Irlanda de este verano. Aquí os presento la adaptación de la misma para hacerla, como siempre, en tamaño “mini” (para una o dos personas según el hambre que tengan). Vamos allá con los ingredientes. Necesitaremos:

Para la tarta:

  • 125ml de cerveza negra Guinness
  • 75 gr de mantequilla sin sal
  • 37 gr de cacao en polvo, el mejor que os podáis permitir (yo usé Valor)
  • 150 gr de azúcar moreno.
  • 50 ml de aceite de girasol
  • 1 huevo
  • 150 ml de  yogur griego
  • 1 cucharadita, de las de moka, de esencia de vainilla
  • 125 gr de harina
  • 4 gr de bicarbonato
  • 1 cucharadita, de las de moka, de levadura royal (baking powder).

Para la cubierta:

  • 60 gr de azúcar glass
  • 70 gr de mantequilla sin sal
  • 160 gr de queso crema (tipo philadelphia).

Para preparar nuestra tarta, lo primero que vamos a hacer es poner el horno a precalentar a 180ºC. Después, cogeremos los 75 gr de mantequilla y los pondremos, junto a la cerveza, en un cazo a fuego suave, al 40% de potencia, hasta que la mantequilla se derrita y podamos mezclarla bien con la cerveza. Cuando la tengamos bien mezclada, apagamos el fuego y dejamos enfriar la mezcla (si vamos con prisa, podemos pasar la mezcla a algún otro recipiente para acelerar el proceso de enfriado).

A continuación, prepararemos dos cuencos. El primero de ellos va a “alojar” los ingredientes secos: el cacao, el azúcar moreno, la harina, el bicarbonato y la levadura. Cuando los tengamos todos, mezclaremos bien para que se integren. En el cuenco de los ingredientes húmedos, tendremos que mezclar ahora el huevo, el yogur, la esencia de vainilla y el aceite de girasol. Batimos bien estos ingredientes y, cuando estén listos, le añadiremos la mezcla (ya tibia) de mantequilla y cerveza negra. Ya tenemos nuestras dos mezclas, ahora tenemos que mezclarlas entre sí. Para ello, hacemos un hueco en el cuenco de los ingredientes secos y vertemos en él el contenido del bol “húmedo”. Mezclamos bien con ayuda de un tenedor y reservamos, pues ahora tenemos que engrasar el molde. Para estas cantidades, yo he elegido un molde redondo desmontable de 16 cm de diámetro y 6 cm de alto. Lo engrasamos bien por dentro con un poco de mantequilla y vertemos en él la mezcla. Si usáis un molde de otras medidas, lo único que debéis tener en cuenta es que la mezcla no supere los ¾ de la altura del molde, pues con la levadura y la cerveza el bizcocho subirá y, si superamos esta barrera, puede desbordarse.

Habiendo puesto ya nuestra mezcla en el molde, pasaremos éste al interior del horno y lo cocinaremos, con ventilador, unos 35 minutos aproximadamente. Cada horno y cada molde nos puede hacer variar el tiempo, así que cuando hayamos superado los 30 minutos, conviene que empecemos a “pinchar” el bizcocho. Sabremos que está listo cuando el cuchillo con el que pinchamos salga limpio. Cuando lo tengamos listo, sacamos del horno y dejamos enfriar bastante antes de que se nos ocurra desmoldarlo. ¡¡No tengáis prisa!! Que podemos meter la pata y que el bizcocho se rompa o se venga abajo si no está lo suficientemente frío.

Para ayudar a vuestra paciencia en esta fase, nos entretendremos ahora en preparar la cubierta, el “frosting” como lo llaman en Dublín. Para ello, habremos dejado la mantequilla y el queso a temperatura ambiente, para que sea más fácil manejarlos. Pesamos las cantidades que os indicaba arriba y las metemos en un bol, junto al azúcar glass. Si tenéis paciencia, os recomiento que hagáis la mezcla a mano con unas varillas o un tenedor. Si por el contrario váis con prisa, podéis usar la batidora al mínimo de potencia, pero sin abusar porque nos puede licuar demasiado la mezcla. Cuando la tengamos, la reservamos en un sitio fresco hasta que termine de enfriarse el bizcocho.

Cuando tengamos el bizcocho frío, lo desmoldamos con cuidado (repasar antes los bordes con un cuchillo afilado) y lo ponemos en la bandeja de servicio. Cubriremos la parte superior del bizcocho con nuestro “frosting” de tal manera que imitemos la espuma de la propia cerveza negra (de la que nuestro bizcocho es la parte líquida). Comprobamos que nos ha quedado bonita, nos enorgullecemos de nuestra obra de arte y ¡¡la disfrutamos en la mejor compañía que encontremos!! En mi caso, ¡en la vuestra! Gracias por seguirme durante estas primeras 100 recetas!!!

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73. Pita Noruega de Salmón (8 min)

Este fin de semana nos ha sorprendido el calor y desde luego sólo apetecen cosas frescas y fáciles de preparar. Esto no va a ser problema porque tenemos salmón ahumado, queso de untar… y ¡un poco de imaginación! Vamos a preparar con él esta fantástica pita, otra forma de “comida rápida” que desde luego me encanta. Espero que os guste a vosotros también.

Vamos allá con los ingredientes necesarios para nuestra pita:

  • 50 gr de salmón ahumado (lo que nos sobró tras preparar los crepes de espárragos).
  • 40 gr de queso philadelphia (del que nos sobró también tras preparar los crepes y los rollitos de jamón)
  • 10 gr de lechuga
  • 10 gr de pepinillos
  • 5 gr de cebolleta o cebolla
  • 8 gr de mahonesa
  • 1 pan de pita

Pues si ya tenemos todos los ingredientes, lo que haremos primero será hacer la pita en el horno o el tostador, siguiendo las instrucciones del fabricante y dejarlo enfriar mientras preparamos el resto.
Por otro lado, lavamos y secamos bien las hojas de lechuga y reservamos.
Tras ello, lo que haremos será picar el pepinillo y la cebolleta finamente y echarlos en un bol, donde echaremos también la mahonesa y el queso; y lo removeremos bien hasta tener una mezcla bien integrada.
Y ya casi hemos terminado, sólo tenemos que abrir el pan de pita, rellenarlo con esta mezcla, poner el salmón por encima de la mezcla y coronarlo con la lechuga. Lo cerramos con la tapa superior del pan y ¡¡¡a comer!!! Ummmm. Fácil y rico, la combinación perfecta!!!

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72. Rollitos de Jamón, Queso y Avellanas (14 min)

Parece que la cosa va de enrollar últimamente, jejeje, los crepes, ahora estos rollitos…. Pero no os preocupéis, que esta receta no es nada rollo de preparar; de hecho es una de las más fáciles que hemos preparado últimamente y nos viene de perlas para terminar de gastar esas avellanas que nos quedaban rodando por la despensa. Al margen de que pueda ser una cena de picoteo estupenda para uno, esta receta es además uno de los clásicos de mi familia como aperitivo en las celebraciones. Simple y sabroso: ¡la combinación perfecta!

No me voy a enrollar más… 😉 y vamos allá con los ingredientes para hacer justo la cantidad que veis en la foto (6 mini rollitos):

La preparación es así de simple: ponemos en un bol el queso y le vamos añadiendo las avellanas, que iremos picando lo más finamente posible con ayuda de un cuchillo. Cuando hayamos picado todas las avellanas, removemos para integrarlas bien con el queso y tener una mezcla homogénea.
A continuación extenderemos las lonchas de jamón sobre la tabla de cortar y en cada uno de los extremos pondremos una “tira” de la mezcla, intentando que llegue hasta los extremos y que nos quede lo mejor repartida posible entre las tres lonchas (podéis incluso pesar la cantidad de mezcla, si sois perfeccionistas). Una vez hecho el reparto, comenzaremos a enrollar cada loncha desde el lado donde está la mezcla hasta llegar al otro extremo, dejando ya “configurado” nuestro rollito. Ahora, con un cuchillo bien afilado, cortaremos cada rollito por la mitad y los dispondremos de manera más o menos artística en el plato, decorándolo, si queremos, con cebollino picado por encima.

¡Y listo! ¡Sólo nos queda disfrutarlos! ¡Bon appétit!

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