Disculpadme chicos, voy constantemente con la lengua fuera y no me da la vida para publicar a tiempo las recetas que voy enlazando! Pero no me puedo quejar, afortunadamente es por trabajo y ocio, y siempre es bueno que no nos falte ni una cosa ni la otra, jeje. El caso es que la receta que os voy a relatar hoy, la enlazaremos perfectamente con nuestro último plato: la crema de espinacas, dando salida a la otra media bolsita de espinacas baby que habíamos comprado. En esta ocasión, os diré que no estoy nada orgullosa de la foto, pues el aspecto del plato en directo y, sobre todo, el olor, despiertan mucho más los sentidos de lo que pueda parecer al ver esta fotografía. Este es un plato que inventé hace años ya para aprovechar igualmente unas espinacas sobrantes y me pareció fascinante su sabor, por lo que quedó automáticamente incorporado a mi recetario personal 😉 ¿Os parece si empezamos?
Vamos allá con la lista de ingredientes para 3 canelones bien rellenos, como los de la foto:
- 3 placas de lasaña precocida (de la que no hay que hervir, como las que usamos para la Lasaña fría de Bonito y Tomate Cherry). Podéis usar la de canelones, pero entonces necesitaréis 4 o 5, porque no os dará de sí para enrollar todo el relleno.
- 60 gr de espinacas baby frescas (las que no utilizamos para las Espinacas a la Crema del otro día).
- 60 gr de setas shitake (yo compré un puñadito de este tipo, para enlazar recetas posteriores, pero podéis sustituirlas por champiñón. Si optáis por este cambio, recomiendo ponerlos laminados y en crudo, pues la textura final será más interesante).
- 60 gr de queso philadelphia (esto equivale a unas tres cucharadas grandes).
- Aceite de oliva virgen extra para freír
- 2 cucharadas de nata (de la que empezamos para las Espinacas a la crema).
- 1 tacita, de las de café expreso, de leche
- 1 cucharadita, de las de moka, de harina.
- Sal
Para preparar nuestra receta, lo primero que haremos será poner a remojo las placas de lasaña el tiempo que indica el fabricante (normalmente serán unos 10 minutos en agua templada). Al mismo tiempo, aprovecharemos para poner a calentar el horno, a 200 grados).
Lo siguiente que haremos será limpiar las setas con un paño húmedo (no las pongáis bajo el grifo, que cogerán demasiada agua) y después cortarlas en tiras finas; que saltearemos en una sartén, con una cucharadita de aceite, al 80% de potencia durante minuto y medio. Pasado este tiempo, sacaremos del fuego y reservamos.
Por otro lado, en un cazo, pondremos fondo de aceite a calentar (como de un dedo de profundo) al 80% de potencia. Cuando el aceite esté caliente, añadiremos las espinacas y taparemos inmediatamente para evitar salpicaduras. Mantenemos así durante 2 minutos y tras ello las sacamos y ponemos a escurrir en un colador, para que pierdan todo el aceite posible (dejar unos 4 minutos reposando para que esto ocurra).
Hecho esto, ya tendremos todos los preparativos para el relleno de los canelones, así que sacaremos las placas del agua y las secaremos bien. En cada extremo de las mismas, pondremos la cucharada de philadelphia (20 gr por canelón), un tercio de las setas salteadas y un tercio de las espinacas rehogadas. Salamos ligeramente y enrollamos sobre sí mismo para formar el canelón, que pondremos en una fuente apta para horno. Repetimos la operación hasta tener listos los tres.
Ahora, retiraremos todo el aceite de cocinar las espinacas del cazo salvo, aproximadamente, dos cucharadas, que mantendremos en el cazo para preparar la bechamel. Encendemos el fuego al 60% de potencia y, cuando esté caliente, añadiremos la cucharadita de moka de harina. Removemos bien y cuando se haya impregnado del aceite, añadiremos poco a poco la leche, removiendo bien para evitar los grumos (si salen grumos podemos usar la batidora). Añadimos también la nata, sazonamos y retiramos el fuego.
Cuando tengamos lista esta bechamel, regamos con ella los canelones y metemos en el horno para gratinar durante 6-7 minutos. Pasado este tiempo, sacamos del horno y servimos, y…
¡Ya está todo listo para disfrutar! ¡Buen provecho amigos!