Hoy tenemos entre manos una receta muy tradicional pero cuyo “rescate” nos viene de perlas para poder gastar el ingrediente que se nos ha quedado “bailando” en la nevera: el requesón. Existen muchas variedades de tarta de requesón o quesada; pero hoy nos vamos a la más simple de todas con objeto de mantener la filosofía de que: por muy vacía que parezca tu nevera, siempre hay recetas que se pueden hacer con cuatro cosas. Jejeje. Así pues, más adelante os ofreceré versiones más sofisticadas de este plato, pero la de hoy es la que nos va a servir de base para todas ellas. ¿Os parece si empezamos? Vamos allá, que la receta hoy es larga. Para nuestra mini-tarta, vais a necesitar:
- 167 gr de requesón; justo lo que nos quedaba en nuestra tarrina tras quitarle un pellizquito para el Sándwich de Huevo y Espárragos Blancos.
- 1 huevo, que también tendremos a mano tras preparar el sándwich anterior y el Guiso suave de Verdinas.
- 17 gr de mantequilla (que esté blandita, sacarla con tiempo de la nevera o atemperarla en el micro, al mínimo, 30 segundos).
- 42 gr de azúcar
- 1 pizca de canela
- 1 pizca de ralladura de piel de limón.
- 1 pizca pequeñita de sal.
Preparar nuestra quesada va a ser un proceso pelín largo pero facilísimo, ya veréis. Lo primero que haremos será precalentar el horno a 200ºC. Una vez puesto a calentar, cogeremos un bol y en él batiremos el huevo, añadiremos el azúcar, la pizca de sal y seguiremos batiendo para mezclar bien. Cuando lo tengamos bien mezclado, añadiremos la ralladura de limón, la canela. Por ultimo, añadimos la mantequilla blandita y el requesón bien escurrido, que integraremos con la mezcla de huevo batiendo bien. Para batirlo podréis hacerlo a mano, pero os recomiendo usar la batidora para evitar que queden grumos de requesón.
Ya tenemos nuestra mezcla! Ahora, vamos a disponer un molde desmontable redondo individual, de unos 12-15cm de diámetro. Lo prepararemos pintando el molde con mantequilla primero y un poco de harina espolvoreada después. Cuando lo tengamos preparado, verteremos la mezcla en él y lo introduciremos el en horno, bajando la temperatura de este hasta los 170 grados, y lo mantendremos ahí por unos 45-50 minutos o hasta que, al pinchar la mezcla, el cuchillo salga limpio. Llegado este punto, sacamos del horno y dejamos enfriar bien (incluso mejor de un día para otro) antes de desmoldarlo. Tras ello, ya sólo queda servir y disfrutar! Espero que os guste!
PD: Esta quesada queda genial con un toque de miel de acacia (que es más suave y menos dulce) o con mermelada de cítricos. Os animo a experimentar!