Parece que en los últimos días hemos estado un poco “coloraos” así que me apetece cambiar radicalmente de color. Para ello, no he encontrado mejor forma de hacerlo (ni más radical, jeje) que preparar una receta verde con brócoli o brécol. Lo vamos a hacer, además, aprovechando este tipo de pasta espectacular que compré en una tienda especializada en productos italianos importados en el madrileño barrio de las letras. ¿Qué cómo se llamaba la tienda? Jolín, pues la verdad que no me acuerdo, pero debo tener la tarjeta por ahí, así que la encontraré antes de que preparemos la segunda receta con esta pasta y os lo cuento.
¿Y por qué los orecchietti me parecen espectaculares? Pues porque es una pasta de tamaño justo para comer cómodamente, tienen un gran sabor y tienen además un huequito en uno de los lados que sirve de refugio a la salsa o al resto de ingredientes que les acompañen… Es decir, que con ellos es muy fácil llevarse un “bocado completo” a la boca con el que podamos apreciar todos los sabores de la receta. Os invito, desde luego, a probarlos con otras salsas que hemos preparado ya como el pesto genovés tradicional o el pesto rosso.
Me estoy enrollando tanto porque la receta de hoy es muy muy fácil, ya lo veréis, pero vamos a ir primero con la lista de ingredientes, que es muy corta también. Necesitaréis para una ración de este plato:
- 130 gr de brócoli o brécol, como lo queráis llamar
- 20 gr de avellanas
- 80 gr de orecchietti
- 10 gr de queso parmesano
- 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Sal
Para preparar nuestra receta, lo primero que vamos a hacer va a ser poner una cazuela con agua y un poco de sal a hervir. Mientras se calienta, pesaremos las avellanas y las meteremos en el accesorio picador de la batidora. Las trituramos hasta casi dejarlas convertidas en polvo, y digo casi porque no nos interesa que quede un polvo fino, sino que lo que debemos buscar es que nos queden algunos trocitos grandes. En este punto, separaremos los trocitos grandes en una taza y el polvo lo pondremos en una sartén, sin nada de aceite, para tostarlo y sacarle otros aromas. Pondremos el fuego de la sartén al 60% y removeremos a menudo para evitar que se queme. En cuanto empiece a soltar aroma y verse ligeramente más oscuro, apagaremos el fuego y dejaremos enfriar nuestro polvo de avellana tostada.
Cuando terminemos esta operación, pasaremos al brécol, la cantidad que os he dicho, porque os hagáis una idea, es aproximadamente 1/3 de una pieza normal de brécol. Pues bien, lavaremos y secaremos bien las ramitas y, con ayuda de un rallador, las convertiremos en “virutas” de brécol, comenzando por la parte de la flor y desechando los troncos. Mientras estemos haciendo esto, seguramente el agua ya haya empezado a hervir y sea hora de introducir la pasta al fuego. Seguid las instrucciones del fabricante para controlar el tiempo de cocción, pero quitarle un minuto, para dejarlo al dente y que no se nos pase al calentarlo nuevamente en la fase final del plato.
Mientras la pasta se cuece, rescataremos nuestro polvo de avellana tostado y lo pondremos en un bol, donde rallaremos e introduciremos 10 gr de queso parmesano (bueno, mejor 8gr y reservamos los 2 gramos restantes a parte para la decoración final del plato). Tras ello, añadiremos al bol tres cucharadas de un buen aceite de oliva virgen, de ese que os gusta para tomar en crudo. Removeremos y reservaremos la pasta que nos quede para utilizarla en breve.
Llegados a este punto, ya habrá terminado de cocerse la pasta y debemos sacarla del fuego y escurrirla bien. Cuando esté bien escurrida, echaremos mano de nuestro wok (aunque también os vale una sartén profunda antiadherente) y lo pondremos a calentar al 70% de potencia. Cuando el wok esté caliente, añadimos las otras 3 cucharadas de aceite de oliva que nos restaban e inmediatamente después añadiremos los cubitos grandes de avellana que habíamos separado y, apenas 15 segundos después, añadiremos las virutas de brécol. Removemos vigorosamente y cocinamos durante 45 segundos, tras los cuales añadiremos los orecchietti escurridos y un poco de sal. Removeremos el conjunto durante aproximadamente un minuto más (el que le habíamos restado a la cocción de la pasta en el agua) y apagamos el fuego. Ya con el fuego apagado, echaremos el el wok la pasta de polvo de avellana y parmesano y removeremos hasta integrarla en el conjunto. Es muy importante que este paso lo hagáis ya con el fuego apagado, para no perder los sabores del aceite de oliva virgen crudo, que son fundamentales en el plato. Y… ¡ya lo tenemos! Sólo nos queda servir desde el wok al plato que hayamos elegido, decorar con el parmesano rallado que hemos reservado y disfrutarlo!!! Esta feo que yo lo diga… pero es una receta deliciosa 😉 Ya me contaréis cuando la hayáis probado.
Un abrazo amigos!!