159. Mi versión del montadito “Galatea” (10 min)

Se aproxima peligrosamente Semana Santa e, inevitablemente, en esta época se me va la cabeza al lugar donde suelo recaer en estos días de descanso: Cartagena. Pues bien, además de unas procesiones dignas de ver y de tener mar (que eso los madrileños lo valoramos mucho), Cartagena tiene una Taberna que bien merece una visita: La Uva Jumillana. Pues bien, dentro de esta Taberna, podréis encontrar un montadito especial, cuyos dueños bautizaron como “Galatea” y que hoy versiono aquí, a modo de homenaje, para que podáis disfrutarlo en una cena improvisada si no tenéis ocasión de dejaros caer por allí. Espero que os guste.

Para preparar nuestro montado (1 unidad), vamos a necesitar:

  • 4 ajetes tiernos (unos 60gr sin limpiar y 20gr ya limpios). No obstante, comprad un manojo que el resto los usaremos en la siguiente receta).
  • 30 gr de tomate rallado (igualmente comprad al menos otro tomate más, que lo usaremos en la siguiente receta).
  • 1 pan de pulguita.
  • 10 gr de tocino ibérico salado, lo último que nos quedaba en la nevera tras preparar el Guiso Suave de Verdinas
  • Aceite de oliva virgen extra (1 taza aproximadamente).

Preparar este montado es muy sencillo. Comenzaremos por poner el aceite a calentar en una sartén, a fuego suave (aprox 40% de potencia). Mientras el aceite se calienta, limpiaremos los ajetes y los cortaremos en pedazos de la misma longitud que nuestra pulguita. Cuando los tengamos listos, los introduciremos con cuidado en el aceite y os mantendremos ahí, confitándose, unos 5 minutos o hasta que veamos que empieza a dorar.

Estos 5 minutos los aprovecharemos para lavar nuestro tomate y rallarlo. Abriremos el pan a continuación y extenderemos sobre la parte de abajo el tomate que acabamos de rallar. Tras ello, cortamos el tocino en lascas como si de jamón serrano se tratase, y las reservamos.

Cuando tengamos los ajetes confitados, los sacaremos del aceite y los pondremos a escurrir sobre un papel de cocina. Antes de que lleguen a enfriarse, los pondremos en nuestra pulguita, sobre el tomate y los cubriremos con las lascas de tocino salado. Tapamos y… ¡listo! Ya solo nos queda disfrutarlo acompañado con una cervecita o, aún mejor, con un buen vermú de grifo. 😉

¡Ánimo cocineros, que esta receta es muy fácil!

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112. Paté de Perdiz con Caviar de Aceituna Negra (60 min)

¡Comprobado! En el siglo XXI ya no hace falta casarse ni tener pareja para comer perdices. Lo de los cuentos ya quedó atrás y os lo voy a demostrar con esta receta y la siguiente, dos platazos para gente como tú y como yo, que vivimos “solitos en palacio”. El primero de ellos es este paté de perdiz, que si bien es típico de Jaén, yo lo probé por primer vez en Madrid (en la Taberna el Chato) y después en Almodóvar del Campo, Ciudad Real. De este plato me atrajo especialmente la combinación entre el sabor suave del paté, la untuosidad que le da el aceite de oliva con que se acompaña y el toque de sazón que le da el caviar de aceituna negra.
Si no habéis probado nunca esta combinación, desde luego os sorprenderá y no hay mejor excusa para ponerse manos a la obra que prepararlo como entrante para estas próximas fiestas de Navidad. Os listo los ingredientes que necesitaremos para 3 tarrinas pequeñas de este paté:

  • ½ perdiz (170 gr entera, lo que equivale aprox. 95 gr de carne una vez limpia)
  • 55 gr de higaditos de pollo
  • 50 gr tocino fresco (comprad un poco más, unos 30gr, que lo usaremos para algún guiso en breve)
  • 80 gr de cebolla limpia
  • 30 gr de aceitunas negras sin hueso (de las que empezamos en la receta de los “Tallarines a la Putanesca”)
  • 2 cucharadas de aceite de oliva y un poco más (del mejor que tengáis para crudo) para servir.
  • 3 cucharadas de brandy
  • 1 cucharadita, de las de moka, de tomillo fresco
  • 140 gr de nata líquida (para montar)
  • 1 huevo
  • Sal

Si sois un poco remilgados la primera tarea a desempeñar en este plato no os va a gustar nada: hay que extraer la carne de nuestra media perdiz. Para ello, quitamos la piel y con paciencia, un buen cuchillo y unas tijeritas vamos separando la carne del hueso y apartándola en un bol. Conviene que al tiempo la vayáis cortando en pedacitos más pequeños, pues así evitaréis que se os cuele algún perdigón en el caso de que la perdiz sea de campo. Una vez limpia, pesad y picad groseramente los higaditos de pollo y reservarlos junto a la carne de perdiz. Haced lo mismo con el tocino y luego, limpiad muy bien la tabla y pesad y picad finamente la cebolla.

Cuando ya tengamos todo esto listo (nuestro “mise en place”), poner un cazo al fuego con las dos cucharadas de aceite de oliva, al 60% de potencia. Rehogaremos la cebolla durante unos 5 minutos, removiendo a menudo, hasta que quede transparente.

Mientras tanto, aprovechad para ir encendiendo el horno, poniéndolo a 180 grados y sin ventilador.

Una vez haya pasado el tiempo de la cebolla, añadiremos la carne, los higaditos y el tocino, rehogándolo todo durante 3 minutos. Añadimos el brandy y el tomillo rehogamos durante 4 minutos más. Apagamos el fuego y sazonamos.

Mientras el contenido del cazo se enfría un poco, batiremos el huevo y le añadiremos la nata y sal, mezclándolo todo muy bien para tener una mezcla homogénea. Cuando la tengamos, prepararemos la mezcla del paté en dos pasos: en primer lugar picaremos las carnes por separado, tal y como están en el cazo, y luego le añadiremos la mezcla de nata y huevo y volveremos a batir. Probaremos de sazón y corregiremos si es necesario.

A continuación verteremos nuestra mezcla en tarrinas o flaneras aptas para el horno. Las pondremos en una fuente de horno lo suficientemente grande para que nos quepan todas y llenaremos con cuidado el fondo de la fuente de agua hasta que llegue al menos a la mitad de altura de nuestras tarrinas. Vamos, esto es “lo que viene siendo” un baño maría, pero me he extendido explicándolo por si alguien no lo había hecho nunca. También os lo he explicado con mi “truco” pues cuando empezaba, más de una vez cometí el error de llenar la fuente de agua y luego meter las tarrinas y… ¡horror! El agua acababa cubriéndolas demasiado y metiéndose dentro de las tarrinas (arruinando la mezcla, claro). Para que no tengáis problemas con el principio de Arquímedes, os recomiendo hacerlo de esta forma hasta que cojáis práctica.

Pues bien, cuando tengamos la bandeja montada, la meremos en el horno y lo mantendremos allí durante unos 35 min. El tiempo puede variar en función del tamaño de las tarrinas (yo usé flaneras de 9,5 cm de diámetro por 4 cm de alto), así que os recomiendo ir probando “el punto” del paté con un cuchillo desde que hayan pasado los primeros 30 minutos de horneado.

Mientras el paté se hornea, vamos a preparar el acompañamiento, el “caviar” de aceituna. Para ello, picaremos finalmente las aceitunas, de tal modo que nos queden cubitos de apenas 2-3 milímetros de lado (tamaño de caviar un poco grande, jejeje, de ahí el nombre). Pasamos por encima un papel de cocina para secar un poco los cubitos y preparamos una sartén con aceite abundante, que pondremos al fuego al 70% de potencia. Cuando esté caliente, cogeremos un colador y pondremos en su interior una porción de los cubitos de aceituna. Meteremos el colador en el aceite caliente y cocinaremos por espacio de 30-40 segundos. Pasado ese tiempo, volcamos nuestras chispas sobre otro escurridor más grande, para retirar el exceso de aceite. Repetimos la operación hasta haber acabado con las aceitunas y reservamos nuestras chispas en el escurridor hasta el momento de emplatar.

Cuando termine el tiempo de horneado, sacaremos con cuidado las tarrinas y las dejaremos enfriar bien. Cuando estén frías, tenemos la opción de presentarlas simplemente desmoldadas en el plato (sobre un fondo de aceite) o preparar esta otra presentación, montando unas “quenelles” de paté con ayuda de dos cucharas y poniéndolas sobre el fondo de aceite. Terminamos espolvoreando un poco del caviar de aceituna negra y servimos acompañado de galletitas saladas o pan tostado. ¡Y a disfrutar!

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109. Wraps de Salmón Ahumado y Aguacate (10 min)

Hacía mucho tiempo que no os preparaba uno de mis platos a los que yo etiqueto como “Versionando platos de la calle”; aquellos en los que la fuente de inspiración son recetas que he probado en distintos lugares y me han gustado tanto que he querido repetirlos en casa. Pues bien, el plato de hoy lo descubrí un día que paré en la pastelería Mallorca, ¡qué de delicias había y qué buena pinta tenían todas! Probé unas cuantas, pero de ellas, la que más me conquistó fue esta: el wrap o rollito de salmón ahumado y aguacate. Así que lo saboreé despacio, volví a pedirlo en otra ocasión, “desgrané” la receta y la tercera vez ya lo probé en casa hecho con mis propias manitas. Eso sí, para reproducirlo os tocará hacer una pequeña excursión al Corte Inglés o a Alcampo, que son los dos únicos sitios donde, por ahora, he encontrado el pan lavash, que es el que necesitamos para nuestros wraps.

Pero otra vez me estoy adelantando… Vamos a por la lista de la compra. Para preparar dos wraps, necesitarás:

  • Dos láminas de 20 por 15 cm de pan lavash
  • 65 gr de queso philadelphia (de la tarrina que empezamos para las Mini Empanadas Cremosas de Puerro).
  • 25 gr de cebolletas en vinagre
  • 65 gr de aguacate (esto es medio aguacate aprox).
  • 80 gr de salmón ahumado en tiras.
  • Una pizca de sal (únicamente usarla si el salmón es suave, hay ahumados con mucho contenido en sal y debemos ser prudentes a la hora de sazonarlos).

La preparación de este plato es súper sencilla. Lo que haremos es, simplemente, coger un bol en el que pondremos el queso, la carne del aguacate, el salmón ahumado (bien escurrido del aceite en el que pueda venir conservado) y las cebolletas cortadas en mitades. Removemos bien el contenido con ayuda de un tenedor para que queden bien repartidos los ingredientes. Probamos de sazón y corregimos si es necesario.

Tras ello, dividiremos nuestra mezcla en dos, y pondremos cada mitad en los extremos de nuestro pan lavash. Enrollaremos poco a poco el pan sobre sí mismo, para que nos quede similar a lo que sería un burrito mexicano y fijaremos el rollito con ayuda de un palillo o, si tenemos mucha maña, con el propio doblez del pan. Los cortamos por la mitad en diagonal (como si fuera un salchichón, jejeje) y presentamos acompañando los wraps de unas hojas de lechuga aliñadas y… ¡listo! Fácil ¿eh?

¿Y por qué no… reinventar este plato como una alternativa para estas fiestas de Navidad? Para ello, podemos preparar estos rollitos y cortarlos tal y como si fueran maki-sushi; es decir, cortando el rollito en rodajas de aproximadamente 1,5- 2cm de ancho. Para presentarlo de este modo, tendréis que tener un poco más de paciencia y cuidado, empleando un cuchillo bien afilado (el jamonero incluso) y sujetando cada rebanada con un palillo. Tendremos unos aperitivos estupendos y desde luego novedosos que harán las delicias de vuestros invitados (¡Está comprobado! 😉 ).

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84. Blinis de tomate con Anchoas y Queso de Tetilla (11 min + fermentación -1h-)

Siempre hablamos de recetas para una persona, pero sinceramente esta receta merece la pena compartirla… No sólo porque esté muy rica y os sirva para conquistar corazones 😉 sino porque con las cantidades que os diré a continuación, tendremos para hacer blinis suficientes para una fiesta. Es una pena que los huevos no sean “divisibles” y no nos permitan hacer menos cantidad de masa… pero hay que verle el lado bueno, o montamos esa fiesto o, los blinis que os sobren, podréis conservarlos en un tupper, e ir gastándolos en los 3-4 días siguientes.

Para mí, los blinis son un invento fantástico. Una especie de crep esponjoso que yo siempre he conocido acompañando al salmón ahumado y a salsa tártara o crema agria. En esta ocasión los he “reinventado” y les he añadido un toque de tomates secos en aceite para aromatizarlos un poco y que mariden mejor con las anchoas. Pero no os adelanto más, vamos allá con la receta.

Para la cobertura (de 4 blinis, ración para una persona):

Para la masa de los blinis (cantidades para unos 25 blinis):

  • 100 gr de harina de trigo
  • 4 vueltas de molinillo de pimienta negra molida
  • 1 cucharadita, de las de moka, de sal
  • 15 gr de levadura fresca
  • 200 ml de leche
  • 1 huevo
  • 3 mitades de tomates secos en aceite (de los que empezamos ayer, al preparar el provolone sobre salsa de tomates secos).

Para esta receta, debemos empezar por preparar la masa de los blinis, que es lo más entretenido ya que tenemos que darle tiempo a la levadura para que haga su trabajo; cosa imprescindible para que luego nuestros blinis queden esponjosos.

Para ello, mezclaremos la harina con la sal y con la pimienta negra en un bol, removiéndolo todo muy bien. Por otro lado, cogeremos el huevo y separaremos la yema de la clara. La clara la echaremos en un cuenco, que guardaremos tapado en la nevera hasta nuevo aviso 😉 La yema, por su parte, la echaremos al cuenco de la harina.

Ahora, mediremos la leche y templaremos la mitad de la misma en el microondas (templada solamente), para disolver después en ella la levadura. La otra mitad de la leche, la pondremos en el vaso de la batidora junto a los tomates secos, y trituraremos bien. Cuando lo tengamos, mezclamos las dos “leches” y las añadimos al bol de la harina, removiendo ahora todo el contenido hasta tener una mezcla homogénea y sin grumos. Una vez conseguida esta mezcla, taparemos el bol con film y lo reservaremos en un lugar cálido, para que fermente la levadura, durante 1 hora aproximadamente.

Os dará tiempo de sobra en este rato para hacer un montón de cosas, pero una de las cosas imprescindibles será picar las anchoas y el queso de tetilla (si queréis, pues también es buena idea ponerlos enteros) y mezclarlos.

Al finalizar el tiempo de fermentación, sacaremos de la nevera el bol con la clara y montaremos ésta a punto de nieve con la ayuda de la batidora, usando el accesorio de varillas. También lo podéis hacer con el tenedor, pero lleva un poco más de tiempo… Tened en cuenta que hay que batir durante el suficiente tiempo como para que entre mucho aire en la clara y nos quede en forma de espuma.

Cuando la tengamos montada, la añadiremos con cuidado al bol de la masa y la integraremos con mucho cuidado, con ayuda de una paleta, para evitar que en la operación se “baje” la clara.

Ya tenemos nuestra masa de blinis, ahora sólo nos queda cocinarlos. Para ello pondremos una sartén al fuego, al 60% de potencia, que habremos embadurnado previamente con un poco de aceite, retirando el exceso con papel de cocina. Cuando la sartén esté caliente, añadiremos cucharadas de la mezcla a la sartén, con la suficiente separación para que no se peguen entre sí. Los cocinaremos unos 40 segundos por ese lado, y después les daremos la vuelta, cocinándolos 30 segundos más hasta que estén dorados. Los sacamos del fuego a una bandeja para que se enfríen, y repetimos la operación hasta acabar con la mezcla o hasta que creamos que ya tenemos suficientes, jejejeje. El aspecto que deben tener, para que os sirva de pista, es este:

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Cuando hayamos terminado y ya tengamos los blinis templados, colocaremos sobre ellos la mezcla de queso de tetilla y anchoas y ¡¡servimos!! Espero que os gusten.

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66. Canapés de Idiazábal y Membrillo (7 min)

Ayer fui a la compra, pues ya me estaba quedando sin ingredientes frescos para cocinar, y decidí darme un caprichito comprando una pequeña cuña de queso idiazábal. Este queso está delicioso sólo, y me encanta como postre acompañado de tejas, nueces y canutillos, como lo ponen en las sidrerías de País Vasco. Pues bien, ese postre es mi fuente de inspiración hoy para montar este canapé rápido que os puede servir tanto para fiestas como para una cena ligera. Después de cocinar este plato, ¡no os comáis todo el idiazábal que os quede! Que lo usaremos mañana para un platito de pescado. Pero no nos adelantemos, hoy tenemos entre manos los canapés, que nos encajan muy bien además para gastar las tostaditas que habíamos abierto al preparar el paté de berenjena. Os cuento los ingredientes que necesitaréis para preparar 6 tostaditas como las de la foto:

  • 80 gr de queso philadelphia (lo último que nos quedaba tras preparar los sándwiches de gambas)
  • 25 gr de queso idiazábal.
  • 30 gr de carne de membrillo con nueces (o normal si preferís)
  • 6 biscotes (como os decía, de las que no gastamos cuando hicimos el paté de berenjena).

La preparación de estos canapés es lo más fácil del mundo. Sólo tenemos que meter los dos tipos de queso en el vaso de la batidora y lo trituramos, sin importarnos mucho que nos quede algún trocito de queso; pues luego encontrárselos tiene su gracia. Con esta pasta, untamos los canapés y los reservamos. Sobre cada uno de ellos, pondremos 5 gr de carne de membrillo de nueces que, previamente, habremos cortado en pequeños cubos. Y… ¡listo! Fácil ¿eh? Pues ahí os dejo la idea para cuando tengáis que preparar una fiestuqui y no queráis pasar excesivo tiempo en la cocina. ¡Qué aproveche!

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62. Sándwiches Vegetales con Atún (15 min)

Esta receta fácil, rapidísima y súper jugosa me la enseñó mi abuela Chon. Ella suele preparar estos sándwiches en grandes cantidades para usarlos como entrante en fiestas o reuniones y… ¡siempre son un éxito! Yo lo he comprobado también a menudo en mis merendolas, habiendo encontrado en mi amiga Chus a una de las mayores fans de este plato 😉

Hoy comparto con vosotros este pequeño secreto, dedicándosela especialmente a ellas dos (se ve que esta receta va de “ch-es”… )

Os cuento los ingredientes que vais a necesitar para preparar cada sándwich, pues recordad que siempre hablamos de cantidades para una persona sóla, pero si queréis ampliar las cantidades, sólo tendréis que multiplicar:

Cuando tengamos todos los ingredientes, lo primero que haremos es lavar y secar muy bien la lechuga. Tras ello, la cortaremos en tiritas finas (juliana) y las reservaremos en un bol, añadiéndole ahora una pizca de sal, pues es el ingrediente más “soso” del sándwich.

Después, picaremos en cubitos pequeños el pepinillo y lo añadiremos también al bol, junto con el atún bien escurrido de su aceite. Añadimos la mayonesa y mezclamos muy bien hasta que nos quede una mezcla uniforme. Con esta mezcla, rellenaremos el sándwich y lo cortaremos en 4 triangulitos para darle una mejor presentación. Y… ¡ya lo tenemos! Fácil, ¿eh? Ahora… ¡¡a disfrutarlo!!

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