Llevo un rato pensando qué excusa poner para justificar el tiempo que hace que no escribía en el blog y… ¡no he encontrado ninguna decente! Así que me voy a limitar a decir que han sido “causas ajenas a mi voluntad”;) que queda la mar de elegante y, realmente es la pura verdad. Pero no habéis llegado hasta aquí para oír una retahíla, sino para cocinar, ¿no? Pues vamos a darle caña a la receta de hoy, que es un clásico de la cocina de Ávila y viene fenomenal para estos días de invierno.
Como siempre, he optado por hacer la versión individual del plato, con lo cual, los ingredientes que os listo aquí, son para una ración (advierto que llena bastante, jeje, y el que avisa no es traidor). Para una ración (generosa) de patatas revolconas vais a necesitar:
- 250 gr de patatas monalisa (de las que usamos al preparar las Patatas al Ajo Cabañil y el Guiso Otoñal de Patatas y Rebozuelos).
- 60 gr de panceta ibérica de cerdo (de la que usamos para preparar el Guiso Otoñal de Patatas y Rebozuelos).
- 250 ml de caldo de puchero (yo usé marca Aneto, pero elegid el que más os guste. Cuanto más bueno, mejor saldrá la receta).
- 1 diente de ajo
- 1 cucharadita, de las de moka, de pimentón.
- Aceite de oliva virgen extra (medio vaso aprox, sobrará).
- 1 pizca de sal
Para preparar nuestra receta, lo primero que vamos a hacer será pelar y lavar las patatas. Tras ello, las cortaremos en rodajas de 0,5 cm de grosor, como si fueran para hacer patatas panaderas). A continuación, cogeremos un cazo pequeño y pondremos en él las patatas junto con el caldo; lo pondremos a fuego fuerte (80% de potencia) y lo mantendremos así 10 minutos. Pasado ese tiempo, bajaremos el fuego (al 50% de potencia o algo menos) y mantendremos así otros 10 minutos, aunque ahora deberemos tener la precaución de remover de vez en cuando para que no se nos peguen las patatas al fondo del cazo. Como veis, a esta parte de la receta no es necesario añadirle sal, porque el caldo ya suele venir salado y corremos el peligro de salarlo en exceso si hacemos lo contrario. Si hiciera falta, podréis añadirlo al final.
En esta segunda fase, ya podemos poner en marcha un segundo fuego, donde pondremos en una cazuela con tapa (dato importante…) el medio vaso de aceite de oliva. Pondremos a calentar el aceite, al 70% de potencia. Mientras el aceite se calienta, cortaremos la panceta en tiras de 1cm de grosor aproximadamente y salaremos ligeramente. Cuando el aceite esté caliente, añadiremos la panceta y taparemos, pues sino pondremos la cocina perdida, ya que la panceta cocinada de esta forma tiende a “saltar” mucho. Mantendremos así, tapada y en el fuego, unos 5 minutos, hasta que esté bien tostadita por ambas caras. Tras ello, apagamos el fuego, sacamos la panceta y la reservamos en un plato junto a los fogones, para que se mantenga caliente. Retiramos de esta cazuela todo el aceite menos, aproximadamente, un par de cucharadas soperas, que dejaremos en la cazuela con el fuego apagado para que se enfríe un poco.
Llegados a este punto, ya habrán pasado los últimos minutos de cocción de las patatas, así que volveremos a centrar nuestra atención sobre este cazo. Veréis que las patatas habrán absorbido casi todo el caldo y nos quedarán únicamente las rodajas de patata cocidas y melosas. Si es así, apagaremos el fuego y aplastaremos, con ayuda de un tenedor, el contenido del cazo hasta lograr tener la consistencia de un puré de patatas. Cuando lo tengamos, mantenemos en el cazo sobre el fogón donde estábamos cocinando, aún caliente pero con el fuego apagado.
Volvemos una vez más a centrar la atención en la cazuela de tapa, donde habíamos dejado enfriar las dos cucharadas de aceite (del aceite que usamos para cocinar la panceta). Pues bien, lo que haremos ahora será encender el fuego, al 60% de potencia y añadir un diente de ajo, que habremos cortado a lo largo por la mitad con anterioridad. Removeremos para que tome un poco de color y nos aromatice el aceite y retiramos. Tras esto, añadiremos nuestra cucharadita de pimentón y removeremos con una cuchara de palo durante apenas 15 segundos. Tras ello, incorporaremos el puré de patatas a la cazuela y removeremos hasta que se integren bien todos los ingredientes y nos quede un puré “coloradito”. Cuando lo tengamos bien mezclado, nos quedará solo servirlo en el plato y ponerle por encima los trocitos de panceta como acompañamiento “crunchy”, jijiji. Y… ya está, hemos terminado. Buen provecho amigos!!! Espero que lo disfrutéis!!