100. Tarta de Guinness y Chocolate (50 min).

Hoy llegamos a la receta número 100, ¡qué gusto llegar acompañada de vosotros hasta aquí! ¡¡Esto tenemos que celebrarlo!! Y no se me ocurría mejor forma de hacerlo que con una tarta (¡y sus velitas!) Se trata de una tarta que probé en España por primera vez pero de la cual no conseguí la receta hasta mi viaje a Irlanda de este verano. Aquí os presento la adaptación de la misma para hacerla, como siempre, en tamaño “mini” (para una o dos personas según el hambre que tengan). Vamos allá con los ingredientes. Necesitaremos:

Para la tarta:

  • 125ml de cerveza negra Guinness
  • 75 gr de mantequilla sin sal
  • 37 gr de cacao en polvo, el mejor que os podáis permitir (yo usé Valor)
  • 150 gr de azúcar moreno.
  • 50 ml de aceite de girasol
  • 1 huevo
  • 150 ml de  yogur griego
  • 1 cucharadita, de las de moka, de esencia de vainilla
  • 125 gr de harina
  • 4 gr de bicarbonato
  • 1 cucharadita, de las de moka, de levadura royal (baking powder).

Para la cubierta:

  • 60 gr de azúcar glass
  • 70 gr de mantequilla sin sal
  • 160 gr de queso crema (tipo philadelphia).

Para preparar nuestra tarta, lo primero que vamos a hacer es poner el horno a precalentar a 180ºC. Después, cogeremos los 75 gr de mantequilla y los pondremos, junto a la cerveza, en un cazo a fuego suave, al 40% de potencia, hasta que la mantequilla se derrita y podamos mezclarla bien con la cerveza. Cuando la tengamos bien mezclada, apagamos el fuego y dejamos enfriar la mezcla (si vamos con prisa, podemos pasar la mezcla a algún otro recipiente para acelerar el proceso de enfriado).

A continuación, prepararemos dos cuencos. El primero de ellos va a “alojar” los ingredientes secos: el cacao, el azúcar moreno, la harina, el bicarbonato y la levadura. Cuando los tengamos todos, mezclaremos bien para que se integren. En el cuenco de los ingredientes húmedos, tendremos que mezclar ahora el huevo, el yogur, la esencia de vainilla y el aceite de girasol. Batimos bien estos ingredientes y, cuando estén listos, le añadiremos la mezcla (ya tibia) de mantequilla y cerveza negra. Ya tenemos nuestras dos mezclas, ahora tenemos que mezclarlas entre sí. Para ello, hacemos un hueco en el cuenco de los ingredientes secos y vertemos en él el contenido del bol “húmedo”. Mezclamos bien con ayuda de un tenedor y reservamos, pues ahora tenemos que engrasar el molde. Para estas cantidades, yo he elegido un molde redondo desmontable de 16 cm de diámetro y 6 cm de alto. Lo engrasamos bien por dentro con un poco de mantequilla y vertemos en él la mezcla. Si usáis un molde de otras medidas, lo único que debéis tener en cuenta es que la mezcla no supere los ¾ de la altura del molde, pues con la levadura y la cerveza el bizcocho subirá y, si superamos esta barrera, puede desbordarse.

Habiendo puesto ya nuestra mezcla en el molde, pasaremos éste al interior del horno y lo cocinaremos, con ventilador, unos 35 minutos aproximadamente. Cada horno y cada molde nos puede hacer variar el tiempo, así que cuando hayamos superado los 30 minutos, conviene que empecemos a “pinchar” el bizcocho. Sabremos que está listo cuando el cuchillo con el que pinchamos salga limpio. Cuando lo tengamos listo, sacamos del horno y dejamos enfriar bastante antes de que se nos ocurra desmoldarlo. ¡¡No tengáis prisa!! Que podemos meter la pata y que el bizcocho se rompa o se venga abajo si no está lo suficientemente frío.

Para ayudar a vuestra paciencia en esta fase, nos entretendremos ahora en preparar la cubierta, el “frosting” como lo llaman en Dublín. Para ello, habremos dejado la mantequilla y el queso a temperatura ambiente, para que sea más fácil manejarlos. Pesamos las cantidades que os indicaba arriba y las metemos en un bol, junto al azúcar glass. Si tenéis paciencia, os recomiento que hagáis la mezcla a mano con unas varillas o un tenedor. Si por el contrario váis con prisa, podéis usar la batidora al mínimo de potencia, pero sin abusar porque nos puede licuar demasiado la mezcla. Cuando la tengamos, la reservamos en un sitio fresco hasta que termine de enfriarse el bizcocho.

Cuando tengamos el bizcocho frío, lo desmoldamos con cuidado (repasar antes los bordes con un cuchillo afilado) y lo ponemos en la bandeja de servicio. Cubriremos la parte superior del bizcocho con nuestro “frosting” de tal manera que imitemos la espuma de la propia cerveza negra (de la que nuestro bizcocho es la parte líquida). Comprobamos que nos ha quedado bonita, nos enorgullecemos de nuestra obra de arte y ¡¡la disfrutamos en la mejor compañía que encontremos!! En mi caso, ¡en la vuestra! Gracias por seguirme durante estas primeras 100 recetas!!!

100_TartaGuinnessChocolate

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