¡Buenos días muchachos! Arranco este domingo de primavera para daros una nueva idea para utilizar, en este caso, el último tipo de setas que nos quedaban en la nevera: las setas de cardo. Aunque a priori esta es una receta muy simple, sí que quiero dejárosla bien explicadita para que no tengáis ningún tipo de problema a la hora de ejecutarla. Además, os voy a enseñar a preparar un estupendo acompañamiento: el alioli de ajos tostados, que me enseñó a preparar hace unos días mi profe, Rosa Pertierra, y me pareció genial porque… ¡ni pica, ni repite! Es especialmente recomendable entonces para tomar en aquellas ocasiones en las que puede que haya besos después, jejeje.
¿Os parece si nos ponemos en marcha? Vamos allá con los ingredientes para una ración:
- 110 gr de setas de cardo (el último tipo de setas del trío que compramos en barqueta, para las recetas de Tallarines salteados con Shitake, Pimientos y Anacardos y Revuelto de setas y ajetes a la trufa)
- 3 dientes de ajo pelados (unos 12 gr)
- 200ml de aceite de oliva virgen extra
- 2 huevos
- 1 cucharadita, de las de moka, de vinagre de vino blanco al estragón
- 1 cucharadita de perejil fresco picado (puede ser seco también, pero entonces echar menos cantidad).
- 3 cucharadas de pan rallado (yo usé pan de leche rallado, del que había conservado cuando preparé la receta de Palomitas de Pollo semidulces)
- Sal
Para preparar nuestra receta, lo primero que tenemos que hacer es poner los 200ml de aceite de oliva virgen en un cazo, y poner éste al fuego, al 30% de potencia. Mientras el aceite se calienta, pelaremos los dientes de ajo y los meteremos a continuación, enteros, en el aceite. Lo que queremos es confitar los ajos, por eso ponemos el fuego tan bajo. Los ajos sólo tienen que soltar 3-4 burbujitas por segundo, si sueltan más es que el aceite está demasiado caliente y tendremos que bajar el fuego. Una vez cogido el punto, mantendremos ahí durante 9 minutos o hasta que los ajos estén ligeramente dorados. Ligeramente, ojo, no dejéis que se tuesten que amargaría (sí, ya sé que entonces el nombre del alioli está mal puesto, pero queda más sexy así, jejeje). Cuando tengamos los ajos confitados, apagamos el fuego y vertemos el aceite con los ajos en el vaso de la batidora; dejando que se enfríe durante media hora al menos. Podemos acelerar algo el proceso si metemos el aceite en la nevera, pero debemos asegurarnos que el aceite esté frío para que, al echar el huevo para hacer la mahonesa, no correr riesgos de que se nos cocine. Jijiji.
Mientras el aceite se enfría, aprovecharemos para limpiar las setas con ayuda de un paño húmedo (nunca con agua para que no se empapen, que nos complicaría la operación de freírlas).
Pasada la media hora de rigor, ya podemos preparar el alioli. Bueno, en realidad es una mahonesa, porque lleva huevo, pero no se lo diremos a nadie, jijiji. Pues bien, añadiremos al vaso de la batidora (que tiene el aceite y los ajos) un huevo, sal y la cucharadita de vinagre. Batimos sin mover el brazo de la batidora hasta que emulsione y luego probamos y corregimos de sazón si es necesario. Reservamos en la nevera mientras terminamos de preparar las setas.
Para preparar las setas, necesitaremos preparar dos platos hondos. En el primero de ellos batiremos un huevo, al que añadiremos únicamente la cucharadita de perejil picado. En el segundo, pondremos tres cucharadas colmadas de pan rallado y ¾ de cucharadita, de las de moka, de sal. Removemos bien para que se mezclen y procedemos a empanar las setas pasándolas primero por el plato del huevo y luego por el del pan. Reservamos en un plato y mientras ponemos una sartén con abundante aceite de oliva a calentar, al 70% de potencia. Cuando el aceite esté caliente, añadimos las setas con la cara lisa hacia abajo, mantenemos durante 45 segundos y luego damos la vuelta, freímos 30 segundos más y las sacamos a un plato con papel de cocina para escurrir el exceso de aceite. Repetimos la operación hasta tener todas las setas listas. Después, sólo nos queda emplatar las setas y servirlas acompañadas de un cuenquito del alioli. Y disfrutarlas, ¡claro!
Espero que os gusten. 🙂