Hoy tenemos entre manos una receta sencillísima pero muy muy sabrosa. Y es que la pasta miso es un inventazo traído de oriente que merece la pena conocer. Para los que no lo conozcáis, la pasta miso es un condimento indispensable de la cocina japonesa y china, que se prepara a base de soja fermentada. Para conseguirlo, tendréis que dar alguna que otra vuelta, pero cada vez es más fácil encontrarlo ya en supermercados gourmet o en las propias tiendas de alimentación asiática. En mi caso, lo compré en una de las tiendas que hay en la galería subterránea de la Plaza de España, en Madrid. Un lugar curioso por el que merece la pena pasar al menos una vez en la vida.
Pues bien, vamos allá con nuestra primera receta con la pasta miso. Aquí los ingredientes, como siempre, para una ración:
- 55 gr de judías verdes frescas, enteras (las que nos sobraron tras preparar la Menestra).
- 70 gr de arroz basmati
- 6 gr de apio (del que aún nos sobraba tras preparar el Vitello Tonato).
- 3 cucharadas de aceite de girasol
- ½ vaina de cayena
- ½ cucharadita de jengibre fresco rallado
- 1 cucharadita de pasta miso (miso normal o miso blanco)
Para preparar nuestra receta, lo primero que hemos de hacer es poner una cazuela con agua al fuego, para llevarla a ebullición. Mientras el agua se calienta, limpiaremos las judías verdes y las cortaremos en “rodajitas”, como las de la foto, de unos 2 mm de grosor y el ancho de la judía. Pretendemos que nos queden una especie de fideos, que reservaremos hasta que el agua empiece a hervir. Cuando esto ocurra, echaremos las tiras de judías verdes al agua y las mantendremos ahí durante 3 minutos. Las pescaremos con un colador y las meteremos en agua fría para cortar la cocción (como culturilla general, deciros que a esta operación, se le llama blanquear, jejeje).
Cuando hayamos terminado de sacar las judías, añadiremos al agua el arroz basmati, y mantendremos hirviendo hasta dejarlo al dente (basaros en el tiempo que indique el fabricante en el paquete, pero serán unos 10-12 minutos aproximadamente).
Mientras el arroz se está cocinando, aprovecharemos para limpiar el apio de sus hebras y picarlo finamente. Reservamos. Rallamos también el jengibre si no lo hemos hecho ya y reservamos también. Dejamos a mano el resto de los ingredientes para el salteado final.
Cuando el arroz esté listo, lo sacaremos del agua y escurriremos bien (si no vais con prisa, dadle tiempo para que elimine todo el agua). Cuando lo tengamos listo, cogeremos nuestro wok (también vale una sartén antiadherente mediana) y lo pondremos al fuego, al 70% de potencia. Cuando esté caliente, añadiremos las 3 cucharadas de aceite de girasol, la pasta miso, la cayena, el apio y el jengibre, y removeremos durante 1 min para que la pasta miso se deshaga y se integren bien todos los ingredientes.
Cuando haya pasado este minuto, añadiremos las judías verdes, mezclaremos con la salsa, y a continuación añadiremos el arroz y saltearemos durante un par de minutos, hasta que todos los ingredientes estén bien integrados y empiecen a dorarse ligeramente los granos de arroz. Probamos de sal y añadimos si es necesario (la pasta miso ya lleva sal, así que conviene ser prudentes con ella).
Servimos y ¡¡a disfrutar!! El sabor os sorprenderá, os lo aseguro.