117. Croquetas de Boletus con Mermelada de Pimientos del Piquillo (65 min)

Hoy comparto con vosotros una nueva receta con las que uno piensa… “¿Realmente debería publicarla o guardarme el secreto?” Jejeje. ¡Pues nada de secretos! De alguna forma tendré que premiar que hayáis llegado hasta aquí y me estéis leyendo, ¿no? 😉
Bromas aparte, esta receta es una delicia, pero deberéis comerla con moderación porque es una pequeña bombita calórica. ¡Justo lo mejor para esta época del año en la que todos quieren hacer dieta! Jajaja, pero tranquilos, el próximo plato sí que es de dieta, así que compensaremos.

Vamos allá con los ingredientes para preparar 16 croquetitas como las de la foto:

Para las croquetas:

  • 10 gr de boletus deshidratados
  • 250 ml de leche
  • 70 gr de cebolla dulce, limpia
  • 50 gr de mantequilla
  • 25 gr de harina + harina extra para el rebozado
  • Sal
  • 1 huevo
  • Pan rallado

Para la mermelada de piquillos:

Para prepararlo, lo primero que haremos será coger un bol y poner en él la leche con los boletus, para que se vayan hidratando. Tendrán que estar un mínimo de 15 minutos, pero podéis dejarlo más tiempo. Si optáis por esto último, tapad el recipiente y guardarlo en la nevera para evitar que la leche se agrie.

Mientras las setas se remojan, lo que haremos será picar la cebolla lo más finamente posible que podamos y reservarla. Pesaremos el resto de los ingredientes de las croquetas y, cuando las setas estén hidratadas, podremos empezar a cocinar.

Pondremos al fuego, al 50% de potencia, un cazo con la mantequilla. Cuando ésta se haya derretido, añadiremos la cebolla y rehogaremos durante 6 minutos, removiendo de vez en cuando. Este tiempo lo aprovecharemos para escurrir bien las setas y picarlas; y también para colar parte de la leche en la que los boletus se han estado hidratando. Digo parte porque esta es una de las partes más delicadas de la receta. A menudo las setas deshidratadas traen arenilla y debemos evitar por todos los medios que ésta entre a formar parte de nuestra receta.

Así que, en este caso, lo que haremos, será no mover el bol (para no agitar la leche y que se remueva el contenido, pues la arenilla se habrá depositado en el fondo si le hemos dado el tiempo suficiente) e ir sacando de él la leche con ayuda de un cacito. La pasamos por el colador y la dejamos en el vaso medidor, hasta que tengamos 200 ml (es decir, tendremos que descartar 50ml).

Cuando terminemos esta operación, seguramente ya hayan pasado los 6 minutos de la cebolla, así que añadiremos los boletus picados y rehogaremos durante 2 minutos más. Tras ello, añadiremos la harina y dejaremos que se cocine durante un minuto, justo el tiempo que emplearemos para calentar ligeramente los 200 ml de leche en el microondas. Cuando tengamos la leche caliente, la iremos añadiendo poco a poco al cazo sin dejar de remover.

Cuando ya tengamos toda la leche incorporada, añadiremos sal al gusto y seguiremos cocinando sin dejar de remover 3 minutos más. Pasado este tiempo, apagamos el fuego y dejamos enfriar un par de minutos el contenido del cazo. En esta ocasión, como hemos picado la cebolla y las setas finamente, tenemos la opción de no triturar la masa con la batidora, pero a mí siempre me gusta darle un pequeño toque con ella para que los sabores se integren mejor. Os dejo libertad en este punto, jejeje, lo que más os guste a vosotros.

Hecho esto, pasaremos la mezcla a una bandeja (preferiblemente de cristal) que taparemos y meteremos en el frigorífico (o en el congelador si las vamos a “liar” inmediatamente).
Llegados a este punto, mientras se enfría la pasta, vamos a preparar la mermelada de piquillos. Para ello, picaremos finamente los pimientos y quitaremos las posibles semillas que pueda haber. Los pondremos en un cazo, junto con la cucharada de líquido de conserva, las dos cucharadas de agua y los 25 gr de azúcar. Pondremos el cazo al fuego, al 50% de potencia, y cocinaremos durante 12 minutos, removiendo de vez en cuando. Pasados los 12 minutos, apagamos el fuego, trituramos ligeramente con la batidora y reservamos hasta el momento de servir.

Ahora ha llegado el momento de “liar” las croquetas. Ya os expliqué como hacerlo en la receta de croquetas de calabaza, pero para facilitar la tarea, os recomiendo que el primer paso (dar forma a las croquetas) utilicemos la técnica de las quenelles que aprendimos para presentar el paté de perdiz. Os refresco la memoria: coged dos cucharillas de postre y coged una porción de pasta e idla pasando de una a otra con movimientos giratorios y presionando ligeramente con cada paso hasta que nos quede la forma deseada. Tras ello, las dejaremos caer en el plato de la harina, cubriéndolas ligeramente y retirando la cantidad de harina sobrante (la que no se quede adherida). Después pasamos por el huevo batido y por último por pan rallado. Repetiremos la operación hasta terminar con toda la pasta.

Pues bien. Ya sólo nos queda freírlas en abundante aceite; volteándolas a menudo para evitar que se abran. Cuando estén doradas, las sacamos del aceite a un plato cubierto con papel de cocina para retirar el exceso de aceite y después las servimos en un plato, junto a un recipiente en el que habremos puesto algo de mermelada de pimientos del piquillos y… ¡a disfrutar!

117_CroquetasBoletus

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