104. Croquetas de Calabaza (un buen rato, en varios huecos).

Ya ha pasado Halloween y seguramente tanto en los supermercados como en las casas haya un montón de calabazas que no se sabe si pueden tener algún destino distinto de aquel para el que fueron compradas. Pues bien, yo espero poder sacaros de esa duda con nuestra receta de hoy y la del próximo día, ambas basadas en este fantástico ingrediente. Comenzaremos por estas croquetas que me han proporcionado más de una y más de dos felicitaciones de aquellos que las han probado (bueno, y quizá alguna más, pero no quiero pecar de presuntuosa, jejeje). Pues bien, aquí os voy a dar hoy el detalle de cómo prepararlas para hacer las delicias de los vuestros. Y, sí, digo de los vuestros porque hoy os voy a dar las cantidades como para unas 25 croquetas que, según mi criterio, son muchas para comerlas uno solo…. Aunque es cierto que una vez preparadas admiten perfectamente el congelarse. Así que lo dejo a vuestra elección: compartir o no compartir, esa es la cuestión.

Necesitaremos para preparar nuestras 25 croquetas:

Para asar la calabaza:

  • 220 gr de calabaza, limpia
  • Sal
  • Pimienta negra
  • 1 cucharada de aceite
  • ½ cucharadita, de las de moka, de cominos molidos

Para “rematar” las croquetas:

  • 100gr de cebolla, limpia
  • 80 gr de mantequilla
  • 4 cucharadas de harina (bien colmadas)
  • 350 ml de leche templada.
  • Sal

Para “liar” las croquetas:

  • 1 huevo
  • Harina y pan rallado a discreción

Jejeje, como veis en el título, he sido incapaz de determinar cuánto se tarda en preparar esta receta, pero sí que es cierto que se puede ir haciendo en varios huecos para que no se nos haga tan pesado. Yo ahora os contaré todo seguido como prepararlas, pero podemos distinguir tres fases que se pueden hacer en momentos diferentes: asado de la calabaza, preparar la pasta y “liar” las croquetas. Vamos a verlas con más detalle…

La primera de las fases es asar la calabaza, como ya hicimos en alguna de nuestras recetas (concretamente en la de Cintas con Calabaza y Avellanas). Para ello, lo que haremos será poner a calentar el horno a 200 grados y cortar la calabaza en rodajas de unos 2-3 cm de grosor y ponerlas en una fuente para horno. Nos pondremos la cucharada de aceite de oliva en la palma de la mano y con ella embadurnaremos bien de aceite todos los pedazos de calabaza para que quede cubierta de una fina capa. Le añadiremos sal, el comino y unas cuantas vueltas de molinillo de pimienta negra (al gusto). Introduciremos la fuente en el horno y cocinaremos, esta vez sin ventilador, 25 minutos por un lado. Luego le daremos la vuelta a los trozos de calabaza y hornearemos otros 25 minutos por este lado. Pasado este tiempo, sacamos la bandeja del horno y dejamos enfriar. Como veis, esta fase no tiene mucho misterio, pero lleva su tiempo, así que hay que tenerlo en cuenta, pues también habremos de dejar que la calabaza se enfríe antes de poder manipularla.

La segunda fase es preparar la pasta de croquetas, que es, para mí, la más complicada, pues si fallamos en ella la fase 3 se puede convertir en un infierno, jejeje. Voy a intentar explicarme lo mejor posible para ponéroslo fácil, a ver si lo consigo 😉 El primer punto de esta fase será picar la cebolla en cuadritos pequeños. Cuando hayamos hecho esto, pondremos una cazuela a calentar al fuego al 60% de potencia y añadiremos a ésta la mantequilla. Cuando la mantequilla se haya derretido, añadiremos la cebolla y la rehogaremos durante 7 minutos, removiendo de vez en cuando. Mientras la cebolla se rehoga, cogeremos la calabaza y la cortaremos en cubitos, más o menos del mismo tamaño de los de la cebolla. Cuando hayan pasado los 7 minutos de rehogar la cebolla, añadiremos los cubitos de calabaza y rehogaremos el conjunto durante 5 minutos más.

Pasado este tiempo, añadiremos las 4 cucharadas de harina y removeremos bien para que toda ella quede impregnada de la mantequilla y de los jugos de cocción de las hortalizas. Entreteneros en esta operación durante unos 45 segundos, pero con cuidado de que la harina no se nos llegue a tostar nunca. Cuando lo tengamos, añadiremos poco a poco la leche, a la par que vamos removiendo para que empiece a mezclarse con la harina. Seguramente se nos harán grumos, que conviene deshacer para que veamos más claramente en punto de “espesor” de nuestra pasta. No obstante, que tampoco os genere ansiedad, ya que luego le daremos un toque con la batidora para que no nos queden tropezones muy grandes y para evitar esto mismo. Cuando hayamos incorporado toda la leche, añadiremos la sal (probar la masa cuantas veces sea necesario para ver que está bien de sazón) y mantendremos al fuego 1-2 minutos más, removiéndolo. Este punto es la clave de todo, el tiempo de esta fase de cocción final va a depender del grado de espesor de la masa. Sabremos que la pasta está lista cuando, al hacer un surco con el cucharón que atraviese la cazuela (de lado a lado y hasta el fondo del recipiente), la pasta tarde en “reconquistar” el espacio vacío entre dos y tres segundos (si es menos nos quedará muy líquida y no podremos liar las croquetas, si es más, las croquetas serán muy fáciles de liar, pero corremos el riesgo de que nos pasemos y parezcan más plastilina que croquetas). De cualquier modo, contad con que es difícil pillarle el punto a las croquetas. Hay que hacerlas muchas veces para saber coger el tino y aún así hay días que uno falla… si esto ocurre, no os desesperéis y seguir intentándolo; en realidad puede convertirse en un juego, si las vais haciendo cada día con distintos ingredientes y sabores. Ummmm.

Bueno, que me estoy liando… Cuando tengamos la pasta en este punto, apagaremos el fuego, volcaremos la pasta en un tupper planito o una bandeja de horno, lo taparemos y lo dejaremos enfriar un poco antes de meternos en la nevera, donde deberemos tenerlo unas 2-3 horas antes de poder terminarlas.

Pasado este tiempo (si tenemos prisa podemos meterlo al congelador para acelerar el enfriado), ya podremos iniciar la tercera fase: “liar” las croquetas. Supongo que este término no es muy técnico, pero es el que emplea mi abuela para definir esta tarea; así que, en honor a ella, yo os enseño la palabreja a vosotros, jejeje. Pues bien, antes de meternos en harina (nunca mejor dicho) hemos de comprobar el estado de nuestra pasta. Cogeremos un pequeño pedazo con una cucharilla y comprobaremos si podemos manipularla con las manos sin que se deshaga demasiado. Si esto no ocurre, no os preocupéis, podemos recurrir al truco de meter la pasta 30 minutos en el congelador para que la mantequilla termine de solidificarse y nos endurezca la pasta un poco. Cuando tengamos la pasta “manipulable”, yo os recomiendo que tracéis una cuadrícula en la bandeja con ayuda de un cuchillo para intentar que más o menos todas las croquetas nos salgan del mismo tamaño. Otro truco para conseguir esto mismo es hacer cada croqueta con la cantidad que quepa en una cucharilla (o cuchara, como más rabia os de) o incluso podéis darles forma con dos cucharillas, pero esto ya es para profesionales, ya os explicaré como se hace un poco más adelante. De momento, las liaremos con las manos, aunque debemos intentar manipularlas lo menos posible para que no se caliente la masa y de deshaga. Antes de mancharnos las manos, prepararemos el terreno: un plato hondo y grande con harina, otro con huevo y otro con pan rallado. Nos cubriremos las manos con un poco de harina y pondremos porciones de pasta primero en el plato de la harina, les daremos forma redondeada, les sacudiremos el exceso de harina y las meteremos el huevo. Les damos media vuelta con un tenedor, escurrimos el exceso de huevo y las pasamos al plato del pan rallado, para terminar de cubrirlas completamente. Hacemos estos tres pasos con cada una de las croquetas y hasta terminar la pasta, poniendo el resultado en una bandeja que meteremos al frigorífico (o al congelador si no las vamos a comer de inmediato).

Pero aún nos queda freírlas, que no es moco de pavo. Para freírlas yo os recomiendo sacarlas de la nevera con antelación, pues los cambios de temperatura pueden hacer que se rompan. Pondremos abundante aceite en un cazo, el suficiente como para poder sumergir las croquetas, y lo calentaremos a fuego medio, no demasiado fuerte por lo mismo que os comentaba antes. Cuando esté caliente, introduciremos 4-5 croquetas por vez, les daremos la vuelta con cuidado y, cuando estén listas (unos 30-40 segundos por cada lado) las sacaremos a un plato con papel de cocina para escurrir el aceite sobrante antes de ponerlas en el plato donde las vayamos a servir.

Hecho esto, ¡por fin ha llegado el momento de disfrutarlas! Espero que así sea, que os guste y cojáis el gusto a cocinar este plato. Buen provecho compañeros de fatiga!!!

104_Croquetas de Calabaza

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3 thoughts on “104. Croquetas de Calabaza (un buen rato, en varios huecos).

    • Jijiji, yo también me sorprendí al ver lo larga que me había quedado pero al ser un plato un poco más complicado, quise dejarlo explicado con todo lujo de detalles. Ya me contarás. Besos!!!

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