Hace mucho que no os preparo un postre y eso que seguimos estando en muy buena temporada de fresas. ¡Tiene delito! Así que para enmendar nuestra falta, hoy vamos a preparar con ellas un postre rápido, sano y riquísimo que es una receta tradicional de mi familia.
Los ingredientes que necesitamos para dos raciones (está bien endulzarse dos días o hacerlo por parejas) son:
- 70 gr de fresas limpias (no son del mismo lote que usamos para los vasitos de Strawberry Cheesecake, pero podrían serlo si hubiéramos sido más golosos 😉 ).
- 25 gr de azúcar blanco (más o menos 2 cucharadas)
- 250 ml de leche
La preparación es rapidísima, pero lo que sí os recomiendo es que lo preparéis con antelación, mínimo un par de horas, porque así daremos tiempo a que se enfríen en la nevera y las fresas suelten un poco de zumo que nos teñirá la leche dándole un sabor de película. Ummm!!
Para preparar este postre, lo primero que tenéis que hacer es limpiar y secar bien las fresas, eliminando los rabitos y los posibles golpes que puedan tener. Después, hay que cortarlas en cubos irregulares de entre 1 y 1,5 cm de lado (en función del tamaño del recipiente donde lo vayamos a servir después) y las reservamos en un bol. A ese bol le añadimos el azúcar, removemos bien para que impregne las fresas y se disuelva en su zumo. A continuación echamos la leche y removemos otro poco para terminar de disolver el azúcar. Tapamos el bol y lo reservamos en la nevera hasta el momento de servir y ¡listo!
Nota: Si queréis preparar la versión light, podéis cambiar el azúcar blanco por 2 bolsas de sacarina en polvo o bien 1 cucharadita de las de moka de edulcorante líquido. Y en cuanto a la leche, yo empleé en esta receta leche semidesnatada, pero podéis usar también leche desnatada. Espero que os guste!