Definitivamente vais a pensar que se me ha ido la cabeza a la hora de poner nombres a los platos, pero es que a este plato no podía ponerle otro nombre distinto, pues surgió este verano, en la ciudad del mismo nombre, aprovechando todos los recursos que mis amigas y yo teníamos en la nevera. ¡¡Nos supieron a gloria después de la sesión de playa!! Ahora, hechas y degustadas con un poco más de frío, no han perdido nada de su encanto 😉 , así que voy a compartir la receta con todos vosotros y se la voy a dedicar especialmente a ellas. Espero que os gusten.
Para preparar 10 albóndigas de Fuengirola como las de la foto necesitaréis:
- 180gr de Carne de ternera picada (podéis comprarla picada o, como hice yo, picar 3 filetes de añojo 1º en el accesorio picador de la batidora. Picarlo poquito, que no se os quede hecho una pasta).
- 100 gr de Tomate frito (puede ser del mismo que empezamos con los macarrones, si es que usamos un bote grande)
- 60 gr de cebolla (limpia)
- 60 gr de zanahoria fresca limpia (ya pelada y cortada en tiritas). He comprado para este plato y los siguientes 3 zanahorias medianitas. Si sólo vais a preparar este plato, también podéis comprar directamente una bolsita de zanahoria en tiras, como las que venden en Mercadona. Eso sí, no la uséis de bote, que os dará mucho sabor a vinagre y a salmuera.
- 1 yema de huevo
- ½ diente de ajo (unos 2 gramos)
- 50 ml de vino oloroso (del mismo que tenemos en la nevera desde que hicimos la crema fina de calabaza)
- 50 ml de agua
- Harina (unas 3 cucharadas)
- Aceite de oliva para freír + 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra para la salsa.
- 50 ml de agua
- Sal
Para prepararlas, lo primero que tenéis que hacer es picar la cebolla finamente en cuadritos (de unos 3x3mm de lado) y cortar la zanahoria en cubitos más o menos del mismo tamaña. Si partimos de la zanahoria entera, es mejor cortar láminas finas, luego tiras y por último picar las tiras. Si partimos de las tiras de bolsa, simplemente las cortamos en pequeños taquitos de no más de 4mm de largo.
Poner una cacerola pequeña al fuego, con las 3 cucharadas de aceite, al 60% de potencia. Cuando esté caliente, añadiremos la cebolla picada, rehogándola durante 3 min y removiendo de vez en cuando. Pasado este tiempo, añadimos la zanahoria y seguimos cocinando del mismo modo durante 6 minutos más. Hasta que veamos que la zanahoria va soltando su color a la salsa. Llegado este punto, añadimos los 50 ml de oloroso y cocinamos durante 5 minutos más para dejar que se evapore bien todo el alcohol.
Durante la cocción de la zanahoria y la reducción del vino, tendremos tiempo ahora de picar la carne si no lo hemos hecho ya, y poner la carne en un bol. Picaremos el ajo finamente y lo añadiremos al bol. Salamos, mezclamos bien y añadimos ahora la yema de huevo, mezclando bien todo el contenido. Cuando tengamos la mezcla, podemos ir preparando ya las bolitas que conformarán nuestras albóndigas.
Prepararemos un plato con harina (3 cucharadas bastarán seguramente) y hacemos rodar las bolitas de carne sobre él. Cuando las tengamos, las freiremos por tandas en una sartén que habremos preparado con abundante aceite de oliva caliente (al 60% está bien, freír 1 minuto por cada lado).
No perdáis de vista durante este tiempo la salsa, recordad que habíamos dejado el oloroso evaporando durante 5 min. Bien, pues cuando este tiempo pase deberéis añadir el tomate frito y remover y cocinar la salsa durante 1 minuto más. Pasado este tiempo, añadiremos sal y los 50 ml de agua y mantendremos en el fuego hasta que hayamos terminado de freír las albóndigas. Como más o menos vais a terminar las dos “operaciones” a la vez, lo que podéis hacer es incorporar directamente las albóndigas a la cazuela de la salsa conforme vayan saliendo de la sartén y así no mancháis otro plato. 😉
Cuando tengamos todas las albóndigas en la olla, bajamos el fuego al 40% de potencia, tapamos la cazuela y cocinamos todo junto durante 15 min para que se integre bien el guiso. Vigilarlo y sacudir la cazuela de vez en cuando (1 vez cada 5 min será suficiente) para evitar que se nos pegue la salsa o las albóndigas al fondo y se nos pueda quemar. Pasado este tiempo, apagamos el fuego y ¡listo! Espero que os gusten!!
Nota: Podéis comerlas directamente o tomarlas de un día para otro. Personalmente prefiero la segunda opción porque siempre se asientan y se integran un poco más los sabores. De todos modos, podréis comprobarlo vosotros mismos, si vivís solos y hacéis esta cantidad, porque os dará para dos veces.