Hoy cocinaremos un postrecito para endulzarnos la tarde de jueves y el fin de semana, porque las cantidades que os indico a continuación son suficientes como para preparar tres vasitos (vasos de zurito como los llaman en país vasco) como el de la foto. Como requieren refrigeración, será mejor tomarlos de un día para otro, así que nos dará justo para tomar uno el viernes, otro el sábado y otro el domingo. Jejeje.
Aprovechamos con él la tarrina de requesón que nos quedó (cerrada) en la nevera después de preparar los sándwiches de bacon y huevo y la crema de calabaza.
Puede que todo el texto que viene a continuación os asuste, pero realmente es porque me he entretenido en explicároslo bien. En realidad no tiene tanto trabajo como parece y, aunque al hacerlo penséis lo contrario y os acordéis de mi, pensad también que es un trabajo que os vale para tres días 😉
No me enrollo más y os cuento lo que tenéis que preparar, separándolo en las tres capas que lleva el pastel:
Para la base:
- 75 gr de galletas (de las que gastéis normalmente, yo puse Fibra Línea de Cuétara).
- 30 gr de mantequilla
- 2 cucharaditas de agua.
Para el relleno:
- 125 gr de requesón
- 1 hoja y media de gelatina
- 100 ml de leche
- 100 ml de nata
- Ralladura (de la piel) de medio limón
- 50 gr de azúcar
- ¾ de cucharadita, de las de moka, de esencia de vainilla
Para el sirope:
- La ralladura del otro medio limón
- El zumo de ese medio limón 😉
- 15 gr de azúcar
- 3 cucharadas de agua
- 3 gotas de colorante alimentario amarillo
- 30 gr de mantequilla
- 2 cucharaditas de agua.
Empezaremos por preparar la base. Para ello machacamos todas las galletas en el mortero y les añadimos la mantequilla derretida y las dos cucharaditas de agua. Hacemos una masa que se asemejará a arena mojada y la repartimos en el fondo de los tres vasitos, presionando un poco para que quede una capa uniforme. Metemos los tres vasitos en la nevera mientras preparamos todo lo demás.
Para preparar el relleno, lo primero que haremos será meter las hojas de gelatina en agua fría para que se humedezcan, tanto tiempo como indique en la bolsa, pero seguramente sea un mínimo de 5 min. Hecho esto, mezclamos la leche, la nata y el azúcar en un cazo y lo ponemos a calentar al 50% de potencia hasta que empiece humear y el azúcar se haya disuelto completamente.
Mientras se calienta, pondremos en un bol el requesón, con la ralladura de limón y la esencia de vainilla y mezclamos bien con ayuda de un tenedor y reservamos.
A estas alturas seguramente ya esté caliente el contenido del cazo. Si es así, escurrimos bien las hojas de gelatina de agua y las añadimos al cazo. Apagamos y retiramos del fuego, y removemos bien el contenido para que la gelatina se disuelva del todo. Después, verteremos en el cazo la mezcla de requesón y, con ayuda de la batidora, batiremos bien hasta que quede una masa homogénea. Cuando la tengamos, rellenamos con ella los vasitos y dejamos en la nevera un mínimo de 4 horas (sí, por eso os decía que es mejor hacerlos el día anterior al que pensemos comerlos).
Este tiempo será suficiente para preparar el sirope (jejejeje). Este paso no tiene ningún misterio, simplemente se trata de poner todos los ingredientes a excepción del colorante (es decir, ralladura y zumo, azúcar y agua) en un cazo al 30-40% de potencia, es decir, a fuego suave; y tenerlo así, removiendo de vez en cuando, durante 5-7 minutos o hasta que veamos que empieza a espesar y a coger la consistencia de una jalea fina. En ese momento, retiramos del fuego y añadimos 3 gotas de colorante alimentario amarillo. Removemos bien y pasamos la mezcla a una salsera, que meteremos en la nevera hasta el momento de servir o, al menos, hasta que hayan pasado nuestras 4 horas de rigor.
En ese momento, comprobaremos el punto del pastel tocando ligeramente la superficie (con las manos limpias) para ver si se ha endurecido. Tampoco esperéis algo muy duro, pero sí que ponga resistencia como haría una gelatina… Si es el caso, ya podéis repartir el sirope en los tres vasitos y girarlos mediante movimientos de la muñeca para que se deslice por toda la superficie y nos quede una última lámina uniforme.
Y ya lo tendremos listo para comer!!!