Esta ensalada es una de mis favoritas y no falta en mi recetario sea cual sea la época del año, la combinación de ingredientes hace que los sabores se realcen entre sí, haciendo que comer esta ensalada sea una experiencia deliciosa. Si me equivoco, espero vuestras regañinas en los comentarios 😉
En esta receta aprovechamos el resto de los tomates que habíamos asado para las tostas (que habíamos conservado en un tupper en la nevera) y la rúcula y las nueces que teníamos a medio gastar después de los sándwiches de queso azul. Si no hemos guardado tomates asados después de las tostas, deberemos añadir al tiempo de elaboración los 20 min que tardamos en prepararlos más un poco más para que se enfríen.
Para una ración individual como la de la foto, los ingredientes a emplear son:
- 115 gr de tomates asados (si no los tienes asados, sigue la receta de las tostas de anchoa)
- 15 gr de nueces peladas
- 15 gr de rúcula
- 15 gr de tomates secos en aceite (los venden tal cual, en botecitos, en la zona de conservas vegetales de los supermercados)
- 35 gr de pasta corta (yo usé mini plumas en esta ocasión)
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 2 cucharaditas de vinagre de Módena (ya tendremos en stock después de la cazuelita y la ensalada depur)
- 1 cucharadita de queso parmesano en polvo (ya tendremos en stock en la nevera si hemos preparado el risotto)
- Sal
Para prepararla, lo primero es cocer la pasta al dente en abundante agua, siguiendo las indicaciones del fabricante (en el propio paquete suelen venir los minutos necesarios según se quiera al dente o al punto; en este caso, yo siempre me voy al término medio. Es decir, dejándola cocer un poco más de los minutos que indica para la opción “al dente” pero sin llegar a los minutos indicados para “al punto”. Si tenéis dudas, no obstante, lo mejor es ir probando el punto con cuidado de no quemarse la lengua). Una vez encontrado el punto, escurrirlos y enfriarlos ligeramente con agua fría, para cortar la cocción.
Sacar los tomates del frigorífico para que se templen (al menos en nuestro caso que los asamos para las tostas). Si tienes que cocerlos desde cero, mejor empieza la receta por ahí para darles tiempos a que se enfríen antes de incorporarlos a la ensalada.
Una vez tenemos la temperatura óptima de todos los ingredientes, considerando que es una ensalada templada, poner en una ensaladera los tomates, la pasta, las nueces picadas en trozos grandes, los tomates secos cortados en tiritas (de unos 2 milímetros de grosor x 1 cm de largo), la rúcula, la sal y el aceite de oliva y mezclamos muy bien.
Servimos en el plato donde la vayamos a consumir y salpicamos con el vinagre de Módena y el queso parmesano y ¡¡¡a comer!!!
Madreee que pinta, este finde la hago!
Sale estupenda, pero ya me dirás qué tal te sale y si te gusta.
Sólo espero que no te pase como a mi madre, que la pobre vino tarde de trabajar, se encontró con que le faltaban la mitad de los ingredientes y puso otros a su buen entender… jejeje. Cuando me lo contó, hablaba de su ensalada como la “ensalada mutante” ;-P